¿CON GANAS DE QUÉ? (mayo 2019)

Posted: 24 May, 2019 in 2019
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IMG_3495Un ruido muy raro me despierta. ¿Qué estará pasando? Salgo de mi cuarto para averiguarlo. Miro por el ojo de la cerradura del dormitorio de papá y mamá. (Sí, ya sé, eso no se hace). La llave no está puesta, pero no puedo ver nada.

Seguro que mis papás están durmiendo. Es muy temprano para ir al colegio. Mejor no los despierto. En un rato, mamá preparará el desayuno: cereal con leche y jugo de naranja. Me gusta mucho, aunque los fines de semana es más rico porque comemos panqueques de canela con miel. Andrea, mi hermana, tampoco se debe de haber despertado. Ella tiene doce años, yo solo ocho. Seguro que se acostó tarde conversando con sus amigos o viendo la tele. Para mí que hasta tiene enamorado. Me gusta jugar con ella y que me ayude con mis tareas del colegio.

¡El ruido! ¡Otra vez! Vuelvo a mirar por el ojo de la cerradura. La luz está prendida, pero parece que ahora la llave está puesta.

–Daniel.

Es mamá. Es su voz detrás de la puerta.

¿Estará bien?

–¿Mamá? –la llamo despacio para que papá no se moleste.

Cuántas veces me han castigado por eso. Por despertarlo, por no tocar la puerta y meterme a escondidas en la cama de ellos. Después, me cae un coscorrón. A veces varios. Le digo papá yo no he sido, yo no he hecho nada, pero da lo mismo, no me escucha, no me hace caso.

Me molesta que me castiguen. Me duele.

El ruido. Otra vez golpes detrás de la puerta.

Corro donde mi hermana. Si ella puede hacer mis tareas también debe de saber qué está pasando.

–Andrea, ven– le hablo suavecito para no asustarla–. Es mamá. Algo le pasa.

Media dormida y media despierta, Andrea me hace caso. Mira su celular. No puede vivir sin saber qué pasa en su teléfono. Yo todavía no tengo uno. Se pone sus zapatillas celestes que no sé por qué le gustan tanto.

Por la ventana veo el cielo. Está nublado. Ojalá salga el sol para que nos dejen salir al jardín a la hora del recreo.

La puerta del cuarto está junta ahora. No necesitamos mirar por la cerradura pero nos agachamos para que no nos vean y poder escuchar bien lo que dicen.

–¡Ay, Tere! –le dice papá a mamá –. Hoy sí que te despertaste con ganas.

–¿Con ganas de qué? –le pregunto a mi hermana al entrar al cuarto.

–¿Con ganas de qué? –le pregunto a mamá al tomar desayuno.

–¿Con ganas de qué? –le pregunto a papá al despedirse para ir a su trabajo.

 

Estoy comiendo mis panqueques de canela con miel y todavía nadie me responde.

No importa. Papá no me ha castigado.  Se le ve feliz.

Debe ser bueno eso de despertarse con ganas.

 

 

Rossana Sala. Mayo 2019

Comments
  1. Nelson Zuluaica says:

    La pícara niña inocente sigue vivita dentro de ti, y eso es muy bueno, es la garantía de seguir siendo imaginativa. Gracias por enviarme tu cuentito.

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