El día que yo me muera,
(¡no me compadezcan por eso!)
allí, al pie de mi cadáver,
les pido por favor me lean,
algún cuento interesante.
Pero no uno de los míos,
¡esos hasta a mí me aburren!
quiero historias de las suyas
pa´ poder cargar en mi alma,
directo
al firmamento.
La noche que yo esté muerta,
les pido enciendan mil velas
que iluminen el salón mortuorio
pa´ poder ver bien sus rostros
y llevarme sus sonrisas
con mi alma
al firmamento.
Su imaginación y mis recuerdos,
serán los que me acompañen,
serán los que me entretengan
allá,
en el firmamento.
Y si arriba no les gusto
y me quieren mandar pa’bajo,
espero con sus historias,
convencer que no me echen,
pues leeré uno por uno
cada noche un cuento mágico
y me daré una gran vida
o mejor dicho,
una gran muerte
feliz,
en el firmamento.
Así que vayan pensando,
en asombrosos relatos,
que de aquí a que yo me vaya,
sea p´arriba o sea p´abajo,
sabe Dios lo que me queda,
pa´lante
.